Generaciones caninas

Recuerdo que cuando estaba en la tienda trabajando como cajera, miles de veces llegaron personas con sus cuentas a medio comer, sus regalones perros habían llegado primero a la correspondencia que ellos, y quedaba sólo una parte de la cuenta.

En casa hemos tenido 4 perros, el primero fue cuando era pequeña, y la verdad no lo alcanzamos a conocer pues un día vio la puerta abierta y nunca más volvió.

Después llegó el ponky, nuestro primer perro en cuestión, rabioso y mañoso. Era un quilterry de lo más fiel. Intentaba correr los gatos, pero estos se reían de él. El pobre era puro ladrido. Recuerdo que el día que mi abuelo agonizaba en su casa, yo estaba sola con él, y empezo a correr y ladrar como loco, tanto así que de repente arriba de la pandereta andaba, y yo tras él, hasta que se cayó a la casa del vecino y allá tuve que ir a buscarlo. Ponky se fue el año pasado, viejito y feliz, aún recuerdo su última mirada.

Tomoe es una perra akita, de esas grandes. Llegó a los tres meses y ya era inmensa. Es juguetona, y regalona, la verdad tiene la pura apariencia, porque es la imagen personificada del perro cobarde. Tomoe cuando cachorra también era traviesa, molestaba al ponky, rompía sus platos, y sacaba la ropa que estaba tendida. Con el pasar de los tiempos maduró, y sus mañas quedaron atrás.





Haru, es mi cachorra de tres meses. Se supone que iba a ser chow chow, pero no contaba con las astucia de la mamá que se metió con un callejero. O sea Haru es la versión personificada de los cachorros de la dama y el vagabundo. Todo lo que los demás perros no hacían ella lo hace. Carta que llega a la casa, es papel triturado. Rompió y trituró la cama que le compré. Los arné le duran menos que un candy, pues también los roe. Pero tiene sus virtudes, pues es regalona, posa para la cámara y avisa cuando hay alguien desconocido fuera.


Se que todo va en la enseñanza, pero estoy segura que ciertas conductas van marcadas en los genes y cuesta un poco modificarlas.