Round de adultos

Cuando sonó el timbre salieron los niños y la profesora del curso al recreo, yo me quedé en la sala pegando el material de mi niño en su cuaderno. En eso un chiquitín se me acerca, y se genera el siguiente diálogo:

Niño: ¿Tía me lee un cuento? y me pasa un cuento de Marcela Paz.
Tía: ¿No vas a ir a recreo? ¿No quieres jugar con tus compañeros?
Niño: no, porque me duele el estómago.
Tía: ¿Comiste algo que te hizo daño? ¿Que comiste?
Niño: No, es que estoy nervioso, porque mis papás estaban gritando.
Tía: ¿Te gritaban a ti?
Niño: No, mi papá le gritaba a mi mamá y ella a él y con mi hermano estabamos ahí y me puse nervioso.


Este niño no es el al que yo asisto en ese curso, pero siempre notaba que algo pasaba con él. Un notorio déficit atencional que le impide concentrarse, siempre está conversando con los demás y por ende tarda en hacer las actividades y comprender instrucciones.



Es evidente que el deterioro en su familia le afecta. Los adultos debemos ser más cuidadosos en como hablamos frente a los niños.